"Un objetivo es una conveniencia pasajera. Una pasión es algo que nos sostiene y da sentido a nuestra existencia." (Joaquín Lorente)
AVISO: Las opiniones vertidas en este blog son de carácter personal, no representando las políticas oficiales ni son vinculantes para el Ayuntamiento de Madrid ni para el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.



jueves, 20 de febrero de 2014

¡QUIERO UN INFORME SOCIAL!

AL FINAL DE LA ENTRADA OFERTAS,  CURSOS y más oportunidades RECIBIDAS esta semana (Tras el vídeo)

Hoy igual tiro piedras sobre mi propio tejado, pero me parece interesante reflexionar sobre el tema de los Informes Sociales y lo que ocurre cuando alguien osa pedir uno.

A los/las profanos/as les explicaré que el informe social es la herramienta principal del trabajador/a social y es clave en los Servicios Sociales, al igual que el informe médico lo es para la medicina o el sistema sanitario. Para nosotros es TAN importante, que aparece incluso en nuestro código deontológico, que dice que es el "dictamen técnico que sirve de instrumento documental que elabora y firma con carácter exclusivo el profesional del trabajo social. Su contenido se deriva del estudio, a través de la observación y la entrevista, donde queda reflejada en síntesis la situación objeto, valoración, un dictamen técnico y una propuesta de intervención profesional". (Yo habría añadido la visita a domicilio, la interacción grupal, etc., pero bueno).

Pues hoy voy a entrar en aquello que pasa cuando un/a ciudadano/a acude a un Centro de Servicios Sociales y pide uno ¿os imagináis lo que pasa?: pues que probablemente no consiga nada más que agarrarse un buen cabreo. 

Y es que, en contra de lo que siempre he pensado, en muchos lugares se tiene como norma NO realizarlo a petición del ciudadano/a, sino cuando es necesario para una tramitación o nos lo pide otra institución (hombre, faltaría más). Pero es un tema delicado entre colegas y creo merece una reflexión.

Sin embargo, no tenemos ningún problema en decirle al vecino en cuestión que le pida un informe al médico ¿y eso? se preguntará el/la profano/a... voy a relataros las razones que escucho con mayor frecuencia cuando hablo del tema:

1.- Razones de plantilla: la red sanitaria tiene mucho más peso, profesionales, presencia... sin embargo, ese argumento cae pronto: también tiene muchísimos más usuarios/as (enseñadme a alguien que no lo sea... ¡desde el minuto 0 de vida!).

2.- Razones técnico-aplicativas: un médico pulsa cuatro teclas y le sale un informe. Eso tampoco es así: en ocasiones tienen que pasar algunas escalas, pedir pruebas, etc.. Cierto es que nuestras aplicaciones están a años luz en la mayoría casos. Eso también es fácilmente rebatible: una cosa es hacer un informe con las prestaciones en alta y un pequeño diagnóstico (lo que suelen hacer los médicos de familia en un 99% de los casos, seguro), y otra cosa es un informe para denunciar un maltrato ¿o no? supongo que el 99% de nuestros informes serían de los primeros, claro. En todo caso, la única forma de que nuestras aplicaciones cumplan con esas exigencias es que existan tales demandas: informáticamente es bastante sencillo que en un formulario se vuelquen unos cuantos campos. 

3.- Razones de diversa índole (cada quien, que las clasifique): 

Está quien dice que hay cosas que habría que explicar al usuario antes de que lo viera escrito ¡toma ya! pero ¿es que el médico no le explica al paciente que tiene cáncer antes de darle el diagnóstico escrito? ¿no nos atrevemos a decirle a un usuario que debe dejar de beber pero le tratamos como adicto? eso sí que no me parece bien. Si uno va a recibir un tratamiento, que al menos sepa cual es su diagnóstico, ¿verdad?

Miedo a la reacción del ciudadano al no poner lo que él espera. En ocasiones tratamos con usuarios/as que no han sabido aprovechar oportunidades, o no lo han hecho por las razones que fuesen, o incluso hay usuarios/as que no han tenido más remedio que depender de las prestaciones sociales, y reflejar eso en un informe es duro. No obstante, ocultarle esa realidad a la persona tampoco es el camino, creo. Cuando alguien pide un informe, debe estar preparado para escuchar un dictamen técnico: un informe debe ser objetivo, imparcial: ese es uno de los valores de pertenecer a la administración.  Tampoco uno puede ir a su médico a decirle lo que tiene que poner, ¿no?.

A veces, si alguien viene de nuevas a pedirlo, surge el "es que no se le conoce". Normal, puede pasar. Tampoco creo que un médico haga un informe sin conocer, sin pasar determinadas pruebas (si lo hace, yo no estaría muy conforme). Pasemos nuestras escalas, que también las tenemos, si no queremos que llegue a nuestra puerta alguien y diga "como me han dicho que no estoy en intervención, así que eso es lo que quiero: intervenme! (como ya expuse en la entrada "lo siento,Vd no está en intervención"), pero hazme el informe, claro, que lo necesito para el banco, que me quiere echar".

Luego está quien tiene temor del "para qué pueda ser usado". Vamos a ver, si uno coge su informe medico y lo cuelga en internet, ¿hay algún problema? NO, allá él. Entonces, ¿por qué ponemos freno a dar un informe social? ¿no será el usuario el responsable de la información que vierta sobre sí mismo donde lo entregue? ¿o es que tenemos miedo de poner algo que pueda ser usado en nuestra contra? Uhmmm espero que no. 

Si el ciudadano/a tiene derecho a acceder a su historia social, al menos en la Comunidad de Madrid (al igual que a la historia clínica) >Ver Artº 4 de la Ley de Servicios Sociales de la CM ¿por qué no puede pedir un informe social para defender sus intereses? ¿van a tener que pedir la Historia completa? Pues eso sí que es un lío... o ¿quizá pedir un peritaje por lo privado? tampoco me parece, el que quiera y pueda, que lo haga, pero que sea porque el sistema no se lo hace...

Poneos en el lugar de una persona que cree que así le van a dar otra oportunidad en su banco, o le van a financiar la deuda del agua... 

Igual algún/a colega se está acordando de mi familia, pero bueno... la verdad es que estoy convencido en este tema (pero admito el debate, abajo, en comentarios, jeje). Lo que tengo más claro es que si no compartimos nuestras herramientas, nunca se sabrá a qué nos dedicamos, y seguirá esa leyenda urbana de que hacemos cosas sin transparencia.

Igual hay que articular modalidades para petición de informes "tipo" (de los "sencillos"), y responder a esa demanda, ¿no?.

Ánimo

Nacho

Recomendación musical de la entrada: The Verve - Bitter Sweet Symphony, además de que mola, dice algo así como "No Puedo Cambiar Mi Molde, No, No, No, No, No No Puedo Cambiar..." Bueno, yo creo que sí. 





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jueves, 13 de febrero de 2014

¿HABLAMOS OTRO IDIOMA?

AVISO 1 : OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, al final de la entrada (tras el vídeo).
AVISO 2: (al final también): si te interesa hacer grupos y lanzarte en público, al final de la entrada... una oportunidad. 

Hoy voy a ser politicamente un poco incorrecto...

Siempre he sido un convencido de aquello de que el lenguaje estructura el pensamiento, como en su día defendió Wittgenstein. Sin embargo, a veces escucho y leo a colegas y me pregunto si no nos habremos pasado, porque a veces me parece que nos olvidamos de que el lenguaje es lo que sirve para comunicar al emisor y al receptor (luego si el receptor no se entera...). Pero pondré ejemplos:

Hace no mucho escuché a una compañera (llevaba poco) explicarle a una mujer mayor que la teleasistencia era un dispositivo de comunicación bidireccional. Casi me parto. Tampoco digo que lo llamemos "el medallón", entre otras cosas, porque también los hay con forma de pulsera, pero vamos... dejes de opositor, supongo. El caso es que la mujer, claro, no entendió nada. 

Igual la gente no sabe de lo que hablamos

También entre colegas, terminamos usando lo del empoderamiento, o la resiliencia, y no sabemos de qué hablamos, y ya si hablamos del tercer sector... eso es para nota, porque ahí entra la asociación del barrio, Cáritas, grandes empresas del sector, ONGs, o Cruz Roja (entidad tutelada por el Gobierno). 

Por otro lado, la legítima aspiración a usar un vocabulario que  no estigmatize a las personas y colectivos, a veces nos lleva a usar términos que nos producen sonrojo al compartirlos, como, por ejemplo, en informes que firman usuarias, cuando escribes lo de "familia monoparental con cargas familiares no compartidas", te mira la mujer con una cara que no sabe si es que pertenece a una especie en extinción... y lo mismo pasa con el mundo de la discapacidad... donde ya no sabemos qué escribir en los informes para no atentar a la dignidad de nadie. A veces me encuentro con el término "monomarental", y no dejo de impresionarme de nuestra capacidad creativa lingüísticamente hablando. Pero me preocupa un hecho: todos hemos tenido un informe hospitalario en la mano y no nos hemos enterado de nada: yo mismo tras recibir unos análisis la semana pasada, he necesitado a San Google.  

Y luego están las siglas: llamar a un chaval marroquí de los que pasa el estrecho "MIVI" (Menor Inmigrante de Vida Independiente) no deja de extrañarme, o el famoso "SAP" (síndrome de alienación parental), que ni se entiende qué es lo de la alienación parental y uno se acuerda de la película de Sigourney Weaver... es que ya te partes.  

También parece que la palabra ayuda está más que denostada porque se asimila a asistencialismo, y ya van desapareciendo aquellos textos que nos hablaban de relación de ayuda como algo que definía nuestra profesión (de hecho, la mano en el emblema del Trabajo Social...). 

Por supuesto, también suena mal hablar de "pobreza" (a nuestra mente viene la imagen de la mendicidad): tenemos que decir "exclusión social": he presenciado amplios debates sobre qué es exclusión social. Si bien comparto que hay que definir escalas e indicadores para que los técnicos sepamos de qué hablamos, y según eso, se puedan gestionar las prestaciones pertinentes y establecer itinerarios adecuados, corremos el riesgo de hacer invisible aquello a lo que nos dedicamos ¿no correremos el riesgo de que la gente no se entere de lo que está pasando?.

A veces me dice la gente "me gusta tu blog porque hablar claro", y ya, cuando algún colega que no es del gremio comparte la entrada, pienso, ¡bien! ¡se entiende!, pero mis amistades suelen ser gente con estudios y con cierta sensibilidad hacia lo nuestro y me preocupa que un gran porcentaje de de personas no se enteren de lo que va la vaina... No quiero echarme flores, pero a veces veo webs de instituciones, públicas y privadas, en las que, para enterarse de si te puedes beneficiar de algo, hay que hacer un master, lo cual me hace pensar que en ocasiones se utiliza cierto lenguaje con un objetivo disuasorio, si bien el objetivo debería ser el contrario. 

Bueno, con estos ejemplos jocosos, no he querido herir sensibilidades, pero sí llegar a una conclusión: coincido en el uso adecuado del lenguaje, pero, en estos momentos de tener que estar " a la defensiva " y de luchar diariamente por hacer entender a la clase política (que no son del gremio normalmente) y la ciudadanía (que tampoco), me preocupa bastante que no sepamos lanzar mensajes sencillos, decir a la sociedad qué hacemos y qué papel jugamos. ¿No habrá que buscar un término medio?. 

Un saludo

Nacho 

Mi recomendación musical para este post: U2 (con Jagger): Stuck in a moment... muy buena, y hasta el mensaje me gusta: "estás atascada en un momento y crees que no podrás salir", dicen los maestros...




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miércoles, 5 de febrero de 2014

GRUPOS DE SEGUIMIENTO de la RMI

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, AL FINAL (tras el vídeo)

Esta es una entrada para colegas... y es que el mes pasado tuve a un par de llamadas de compañeros/as de otros lugares preguntándome cómo hacemos los grupos de seguimiento en mi centro, y luego va Eladio Ruano y me pica en su blog... así que no me ha quedado más remedio que dedicar una entrada al modelo que seguimos en mi centro para el seguimiento de la RMI, si bien en otra entrada ya os ofrecí una tabla con experiencias diferentes experiencias grupales en las que he participado según "nivel de dificultad" >VER. Bueno, ya sabéis que soy un auténtico friki del trabajo grupal.

Los grupos de seguimiento constituyen una forma de planificar la atención, introducir temáticas interesantes (porque nunca serían tema de despacho) con personas del barrio y crear espacios para el encuentro... interesante, ¿verdad? Pues ahora os cuento cómo hacerlo de manera sencilla:

Proceso que se sigue en el seguimiento grupal

En mi centro, cada TS lleva un número aproximado a 100 familias perceptoras de RMI (mi Distrito es el amo de la RMI en Madrid), por lo que ya, desde hace tiempo, se decidió, a nivel del Distrito, que se seguiría un proceso en el que se complementase el trabajo individual y el grupal con una base comunitaria. Cada perceptor, además, se compromete a participar en ellos al firmar el programa individual de integración (PII) dado que se explica que es una metodología que puede ayudar en su proceso.

Os explico cómo lo hacemos, porque este año al fín vamos todos/as a la par y trabajamos lo mismo en el Centro (antes había diferentes ritmos y modelos aunque sobre la misma base):

En primer lugar, tenemos una base de datos de familias perceptoras en el que figura el campo de "fecha de concesión", y el criterio general de que, al menos, es necesario hacer un seguimiento trimestral de cada persona/familia (la comunidad nos lo exige semestral).

En segundo lugar, y utilizando esa base de datos, en septiembre, cada TS cita en el salón de actos a todas "sus" familias (en dos sesiones, claro, nuestro salón de actos no es tan grande): ahí se explican los objetivos del curso, se evalúa el anterior, se dan informaciones relevantes, y se da un díptico en el que figura las fechas en las que será citado para grupo y en la que deberá pedir cita (individual) os lo podéis >DESCARGAR AQUÍ . Por ejemplo, a una persona a la que se le concedió la RMI en enero, deberá pedir cita en enero y julio (en esas fechas la comunidad nos pide un informe: así coinciden ambos requerimientos), porque será citado para grupo en abril y octubre. Es decir, cada 3 meses, intercalando individual y grupal: para la primera tendrá que pedir cita y para la segunda, recibirá carta en casa. El primer año, cuesta, pero la gente, en 2 o 3 años, ya coge la dinámica, vienen juntos desde el barrio, etc.

Como resultado de esta organización, únicamente hay que preparar dos sesiones en todo el año (lo de tener que preparar muchas sesiones es algo que aterra con la cantidad de trabajo que tenemos), ya que cada perceptor participa en dos sesiones. Normalmente el contenido de estas sesiones es tan general que pueda resultar de interés para cualquier persona, sea mujer, hombre, madre, joven, extranjero o autóctono, je. Este año estamos trabajando el cómo se percibe la administración: >DESCARGAR FICHA, (os aconsejo ojearla, lleva hasta un  prácticum sobre "poner reclamaciones", jeje) y al final de la sesión se evalúa en un modelo sencillo >VER. (este modelo es el mismo en todo el distrito).

La sesión dura una hora aproximadamente, aunque después, muchas personas quieren comentarme algo, y entonces aplico la regla del "minuto de oro" - así se lo explico- (una forma de indicar que no se trata de una cita para revisar a fondo nada, sino un espacio para dar una información concreta, entregar un papel, etc.) ¡Ah! y al comenzar los grupos aplico la regla de "los últimos serán los primeros", o lo que viene a ser lo mismo: el último en llegar será "voluntario" para el rolle playing u otra tortura necesaria, jeje; esta regla tiene efectos notables para la puntualidad (también la aplico a colegas cuando doy formación y es igualmente efectivo).

Más ejemplos: en otras ocasiones trabajé con fragmentos de la película de "Los lunes al Sol" >VER FICHA, o cuentos varios >VER FICHA, que resultaron muy interesantes.

Sinceramente, no se me ocurre mejor forma de simultanear ambas maneras de intervención, desde una perspectiva comunitaria, y, a la vez, descargar las agendas: antes de aplicar este modelo, yo tenía 2 meses de lista de espera, y ahora no llego a los 15 días, ¡y la evaluación de los participantes siempre es muy buena!. 

Fundamental: este modelo es posible gracias a la colaboración de la parte administrativa, al apoyo decidido de la institución (mis jefas/e son aún más pro-grupos que yo), y, sobretodo, a la participación de los propios perceptores, que entienden las sesiones grupales como un lugar donde se habla de problemas comunes, se comparten recursos e ideas, desde la pertenencia a un mismo barrio y la vivencia de experiencias vitales similares. 

Si, bueno, alguien dirá que esto no es la intervención grupal que estudió en la carrera... ya, efectivamente: una pena, la verdad, habrá que incorporarlo. Como siempre, es un placer poder compartir experiencias, así que aquí tenéis unas cuantas, para dudas... ya sabéis...

Ánimo
Nacho

Para finalizar. Hoy no aconsejaré un video musical, sino un corto de animación que nos aportó Pedro, colega TS (ahora en otro distrito), para finalizar, con el que acabar las sesiones grupales con lema "mejor en grupo", que es una concatenación de anuncios de una empresa de buses, pero vale para el mensaje que buscamos...¿o no? miradlo y comprenderéis.



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