"Un objetivo es una conveniencia pasajera. Una pasión es algo que nos sostiene y da sentido a nuestra existencia." (Joaquín Lorente)
AVISO: Las opiniones vertidas en este blog son de carácter personal, no representando las políticas oficiales ni son vinculantes para el Ayuntamiento de Madrid ni para el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.



miércoles, 12 de noviembre de 2014

ASALTO A LOS SERVICIOS SOCIALES

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, AL FINAL DE LA ENTRADA.

Llevo un par de semanas rumiando una noticia que me asaltó, si cabe la redundancia, sobre un asalto a un Centro de Servicios Sociales en Barcelona. El rotativo así lo expresaba: "Esta oficina de servicios sociales nunca ofrece ninguna ayuda" >VER. Invito a leerlo. Y es que, aunque en ocasiones sufrimos agresiones, pero en este caso se habla de una agresión colectiva sobre la que quiero hacer unas reflexiones: 

El artículo no puede dejarnos peor: comenzando con el título: ¿"NUNCA"? ofrece ¿"NINGUNA"? ayuda", y arrancando con las siguientes palabras: "“Lo siento, pero no hay nada”: esta es una de las frases que más pronuncian los trabajadores sociales cuando los vecinos de los diferentes barrios los visitan para pedirles ayudas económicas o puestos de trabajo. " Uff... Uno ya tiene su experiencia en lenguaje periodístico y el daño que hace la búsqueda de titulares: este es un ejemplo de ello. 

Pero no voy a hablar del caso en particular de Barcelona, del que apenas sé nada, sino en general, sobre el papel de los Servicios Sociales en relación a hechos de este tipo, ya que tengo claro, podría haber acontecido en muchos otros lugares. 

El artículo refuerza esa idea de que somos como un cajero automático, dispensador de dinero, lo cual nos hace un flaco favor: los Servicios Sociales estamos dotados (aunque poco) de recursos económicos, materiales (plazas de residencia, ayuda a domicilio, teleasistencia, centros de día, centros de menores, servicios para familias, etc) y técnicos (el propio asesoramiento y apoyo proporcionado por los propios/as profesionales). Vamos, que no somos un cajero, aunque se concedan ayudas económicas en algunos casos, es más, ni tan siquiera en ayudas económicas se nos va la mayor partida presupuestaria. 

Reducir nuestra intervención a las ayudas económicas no es sólo falso, sino que puede llevar a la conclusión de que, la solución, a falta de aumento de presupuesto, sería cargarse los Servicios Sociales y repartirse el gasto que éstos suponen entre la población que lo necesite.  Esta idea es algo que, desgraciadamente, oigo cada día más: menos aparato y más "reparto" que desde tesis neoliberales se esgrime y que en épocas de crisis toma adeptos, claro, ya que repartirse el pastel de la administración no deja de ser una tentación, aunque pueda representar aquello de pan hoy y hambre mañana.

No puedo más que citar lo escrito por Ernesto Morales (@ernestmorales) >VER sobre el asalto, que termina haciendo aún más preguntas, de las que me quedo con una: "¿podemos seguir pensando en responder reactivamente sólo desde servicios sociales, o es necesaria una estrategia que implique a muchos más actores con una visión más preventiva? ¿Estamos, desde los Servicios Sociales, posicionados en lo reactivo?; ¿hemos sustituido nuestro papel facilitador por el de servicio finalista?

Pues lamento decir que, de manera general, así es. ¿Nuestro modelo de atención es el mismo que hace 10/15 años? Si es así... mala cosa, porque el panorama no es el mismo. Personalmente hablo con muchos/as colegas que así me lo indican: profesionales que, finalmente, asumen el discurso del "no hay nada que dar" y es que, finalmente, uno acaba acostumbrándose a todo, incluido al malestar diario. 

Esta actitud institucional y profesional abona el terreno para sucesos de este tipo (y, repito, no estoy hablando del caso en particular de la noticia), fruto del desconocimiento del tremendo potencial que podemos representar para el barrio.   

Sin embargo, cada vez que escucho lo de "ya no tenemos nada que dar", me pregunto: ¿podemos hacer algo, aparte de lamentarnos? Y queriendo dar lecciones de nada, me gustaría hablar de la experiencia de mi Distrito y mi propio Centro. 

Mi Centro se encuentra en el barrio con más desempleo del distrito con más desempleo de Madrid. También es el barrio con menor Renta per cápita del distrito que ocupa el penúltimo puesto de Madrid. Vamos, que desconozco la situación del barrio de Ciutat Meridiana en Barcelona, pero no debe ser muy diferente a la del mío.

Y pongamos un ejemplo real: la Renta Mínima de Inserción (PIRMI en Cataluña, IAI en Aragón, etc.): más de 12 meses de espera desde que el ciudadano demuestra al profesional su carencia de ingresos para cubrir sus necesidades básicas hasta que ve concedida la prestación.

Ante este indignante hecho, se me ocurren dos maneras diferentes de actuar (por dibujar dos, hay muchas más):

Foto de ELPAIS del asalto
La reactiva: tramitar Rentas Mínimas a sabiendas de que no se cobrarán hasta dentro, como poco, de un año, y esperar a que la gente vuelva, angustiada y cabreada, y repetir la cantinela "mire, yo no sé nada, vaya usted a la Consejería". Probablemente, si supera el cabreo, irá a la consejería, y al decirle la persona de registro que formule su propuesta en una instancia, a la vuelta, ya no estará cabreado: estará furioso. 

Sí, a algunas personas y familias, les será ofrecida una ayuda económica municipal -para paliar el abandono de la comunidad autónoma (responsable de la RMI), no lo olvidemos-. Este hecho puede provocar, aún, en otra parte de la ciudadanía, que sufre los doce meses de cadencia, la ira, al no recibir la misma ayuda que tu vecino. Vamos: terrible. Para todos/as.

La proactiva: podemos hacer otras cosas:

a) Ofrecer a todas las familias que soliciten la RMI una ayuda económica, por ejemplo, para alimentos, sin esperar a que la gente tenga que "solicitar", sino, a instancia nuestra, lógicamente, según el número de miembros y recursos propios.>Ver experiencia. 

b) Hacer sesiones grupales con todas las personas en espera de la prestación, para informarles sobre su derecho a reclamar ante la administración (y las vías posibles), el Defensor del Pueblo, e incluso los mecanismos legales como el recurso de alzada >Ver experiencia 

c) También se puede citar grupalmente y de manera periódica a los vecinos y vecinas para informarles sobre recursos de su interés, asociaciones, e incluso el polideportivo, donde puedan recibir cierto apoyo: a veces la gente desconoce que tiene otros beneficios como desempleado y sobre cómo reclamar sus propios derechos en general >Ver experiencia. 

Insisto, no pretendo dar lecciones a nadie, pero no me parece tan difícil dejar la posición reactiva. 

Y tú, y tu institución... ¿en qué lado está/s? ¿Proactivo o reactivo? ¿hasta qué punto los terminamos siendo cómplices con nuestro silencio o "queja de pasillo"? ¿De veras no podemos hacer nada? ¿Nos tendrá que despertar la ira del vecino/a? 

Todo mi apoyo a los/las colegas de Barcelona, cuyo trabajo desconozco. Por supuesto: nunca, la violencia, está justificada, pero creo que podemos sacar una buena enseñanza de tan lamentables actuaciones.

Ahí lo dejo. Creo que hay alternativa. Sinceramente.

Nacho

Hoy aconsejo Pride, de U2. Dedicada a Martin Luther King.



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