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Venga, ¡marchando otra de abandonar a su suerte al personal! (que viene a ser la "traducción social" de "no news, good news"). Esta vez, vamos con las personas que están en situación de dependencia en la Comunidad de Madrid (la semana pasada, ya os conté cómo se aplica este lema a la RMI >VER). Pues os cuento mi experiencia personal:
Supongamos que, en Madrid, viene una persona en situación de dependencia, o un familiar, a preguntar cómo va su solicitud de reconocimiento o de revisión de grado, de la que no sabe nada desde hace tres meses. En la lógica normal, una persona acudiría a quien tiene más próximo, y, que, en este caso, es aquel profesional con el que tramitó dicha solicitud, es decir, del Ayuntamiento (es decir, a mí o a cualquiera de mis colegas de atención social primaria).
Imagináis la respuesta, ¿verdad? pues suele ser que se encontrará con la cara que define este emoticono:
Es una cara que describe lo siguiente:
a) Que no tengo a nadie a quien llamar para conocer el estado de este expediente. Así es: desde los orígenes, en Madrid, el tema de la dependencia se creó como una estructura paralela a nosotros (Atención Social Primaria). Paralela y opaca: nada de comunicación entre profesionales. Ello, unido a faltas de entendimiento entre CM y Ayto de Madrid, ya acabó por forjar el caos del que aún no hemos salido y que sufren a diario las personas dependientes de la capital del Reino.
Tal es así, que los/las valoradores/as de Dependencia de la Comunidad no pueden dar sus teléfonos a los/las de atención social primaria, malagente que tiene el vicio de llamar a preguntar por los expedientes de las personas dependientes. Increíble pero cierto: sólo podemos llamar a nuestra central (que no es de la CM, sino municipal), o al 012. Es decir: no existe comunicación directa (algo que en RMI sí existe y funciona) Tan cierto, que, en un momento dado, la tecnología traicionó a la consejería, y se quedaban grabados sus números (el reconocimiento de llamadas entrantes es lo que tiene... ainsss): de hecho, algún usuario me ha llegado a pasar el teléfono del técnico que le llamó, como si me pasara una papelina. Es más: en algún curso, he presenciado escenas de trapicheo de listas de teléfonos que alguien realmente perverso, ha llegado a elaborar con los datos de los/las colegas de la consejería. Os puede parecer exagerado, pero lo he visto: pirateando teléfonos a lo Robin Hood...
Tal es así, que los/las valoradores/as de Dependencia de la Comunidad no pueden dar sus teléfonos a los/las de atención social primaria, malagente que tiene el vicio de llamar a preguntar por los expedientes de las personas dependientes. Increíble pero cierto: sólo podemos llamar a nuestra central (que no es de la CM, sino municipal), o al 012. Es decir: no existe comunicación directa (algo que en RMI sí existe y funciona) Tan cierto, que, en un momento dado, la tecnología traicionó a la consejería, y se quedaban grabados sus números (el reconocimiento de llamadas entrantes es lo que tiene... ainsss): de hecho, algún usuario me ha llegado a pasar el teléfono del técnico que le llamó, como si me pasara una papelina. Es más: en algún curso, he presenciado escenas de trapicheo de listas de teléfonos que alguien realmente perverso, ha llegado a elaborar con los datos de los/las colegas de la consejería. Os puede parecer exagerado, pero lo he visto: pirateando teléfonos a lo Robin Hood...
b) También tenemos la opción de llamar al 012, como cualquier ciudadano/a, y conocer tan sólo la información que aparece en nuestras pantallas, por ejemplo: "pendiente de valoración" (sólo podemos acceder a nivel de consulta), y, para más INRI, figura el aviso de "no se autoriza la impresión": nada: que conocer algo más que si está pendiente de valoración, o su Programa Individual de Atención (donde pone lo que recibe el dependiente) es secreto de Estado: debe ser eso. Bueno, y contactar con su valorador/a... eso sí que es materia reservada: como la fórmula de la Coca Cola.
c) También, en ocasiones, nos llenamos de gozo: a veces sucede que NOS LLAMA un/a valorador/a. En ese momento, lo dejas todo: como si te llamase el Rey en persona, abandonas papeles y tareas, paralizas lo que estés haciendo, te disculpas ante el ciudadano/a que tengas delante, por muy mal que lo esté pasando. Es un momento vital: ves un 91580... o un 91392... y como la canción de "si tú me dices ven lo dejo todo" de los Panchos... te dispones a coordinar: SI, colegas: ¡hay vida más allá de la calle Agustín de Foxá! ¡Y buenos/as profesionales y todo! El problema, cómo no, es el muro que se levanta entre ambos, aunque parece mentira, porque es para hablar de la misma persona que a ambos nos ocupa: traspasar este muro es un acto de rebeldía.
d) Y claro, siempre queda decirle al dependiente (esto sí que es flipante) que acuda a la Oficina de atención, donde atienden de manera directa... decir esto, produce sonrojo e indignación: os voy a dar un dato: Madrid es una ciudad con más de 3 millones de habitantes: hay 22 estados europeos con menos habitantes ¿y sólo una oficina de información?. Pues sí. Sólo mi distrito casi llega al número de habitantes de Islandia, pero no hay ninguna oficina en la que un ciudadano pueda conocer el estado de su expediente más allá de cuatro datos que te dan en el 012 (o yo, a pesar de ser su profesional de referencia, porque no tengo más información que la que puede obtener a través del 012).
Pues lo nuevo es que, a partir de agosto ¡ZAS! ¡se acaba eso de atender directamente! (aunque sea a 13 kilómetros de mi centro). Trasladan nuevamente la oficina a la calle Espartinas, y a partir de ahora ¡sólo se atenderá con cita previa! >>VER Sí, siempre se usa la excusa de "evitar esperas innecesarias y para hacer más ágil cualquier trámite o consulta". Me parece bien lo de pedir cita, pero cuando hablamos de servicios próximos, o si se dotara de poder de información a los servicios de proximidad, lo cual ya os he dicho, no existe. Eliminar el derecho a la atención directa a alguien que va sin ella y que se ha desplazado hasta la única oficina de una autonomía de más de 6 millones de habitantes, es lamentable: es un desprecio (más) a las personas dependientes. ¿¡Qué es eso de acercar la administración al administrado!?: ¡eso está muy mal!, porque entonces, van y podrán expresar de manera espontánea lo que sienten: que están siendo maltratados/as por quien les debe su razón de ser. Lo mejor es que pidan cita, a través del 012 o internet ¡Ah!, y también pueden pedirla presencialmente (¡qué lujo!) y, claro, volver el día de la cita.
En mi entorno, actuar así el 4 de agosto, lo llaman actuar con agostidad (o lo que casi sería con premeditación, alevosía y nocturnidad). Menos mal que tenemos cosas importantes a las que atender en verano (como el devenir de las Pantojas), que si no...
En fin. E insisto: cuando hay problemas como los que tratamos, "NO NEWS", no es "GOOD NEWS": significa: ahí te quedas. Sean dependiente, excluido, o lo que sea....
Para otra entrada, dejaré lo de cuando pedimos un trámite de urgencia en dependencia... esa sí que es de traca.
Menudo servicio, el de la Comunidad de Madrid...
Ánimo.
Nacho
Hoy os dejo con The Beatles: Don´t let me down.