La pirámide de Maslow es una de las imágenes que cualquier trabajador/a social tiene clavado/a en su retina tras el paso por la universidad (tanto, que incluso llegas a olvidar las de Egipto). La idea básica es que sólo se atienden necesidades superiores cuando se han satisfecho las necesidades inferiores, siendo las fisiológicas las primeras a cubrir, y las de autorrealización, las últimas. Esta hipótesis tendría, a su vez, dos corolarios:
1.- Todos aspiramos a satisfacer necesidades superiores. A ésta, no pongo objeción: de cajón.
2.- Las necesidades superiores sólo aparecerían cuando las inferiores quedasen cubiertas.
Bien, a por la segunda que voy. Os voy a ser sincero: me suena a pensamiento de aguafiestas o de quienes se encuentran en el lado oscuro de la fuerza. Y es que no puedo evitar acordarme del bueno de Maslow cada vez que escucho frases del tipo "cómo vas a hablar de política con los usuarios/as" o "haré grupos cuando tenga el despacho dominado" (¿y me llaman utópico a mí? ¡¿despacho dominado?! ¡vamos anda!).
Supongo que no era la intención del autor, pero, estas teorías, me da que suelen ser utilizadas de manera conservadora (o bien son la expresión de posturas inmovilistas) por quienes no quieren mirar más allá. Explicaré otros usos que suelen darse:
Supongo que no era la intención del autor, pero, estas teorías, me da que suelen ser utilizadas de manera conservadora (o bien son la expresión de posturas inmovilistas) por quienes no quieren mirar más allá. Explicaré otros usos que suelen darse:
1.- En el caso de la atención social, hay quienes olvidan que las personas, además de comer, "se alimentan" de otras cosas, y se encargan sólo de eso: de dar de comer. Es como si el lema latino "primum vivere deinde philosophari" (literalmente, "primero comer y después filosofar"), se aplicase de una forma un tanto intencionada: este principio que se atribuye a Hobbes, no iba en ese sentido (si bien, filosofar con la tripa vacía, es bien difícil), sino metiéndose contra quienes teorizan sin tener los pies en el suelo (!), y, por lo tanto, acaban, y acabamos, únicamente gestionando prestaciones, y olvidando la dimensión extra-fisiológica de las personas a las que atendemos, dado que priorizamos sus necesidades fisiológicas y nos olvidamos del resto. Este pensamiento, que cualquiera rechazará, viene a ser lo que hacemos, por ejemplo:
Vamos, cuando el/la trabajador/a social se convierte en cajero automático.
- Cuando le damos a una persona una ayuda económica puntual, pero olvidamos explicarle cómo reclamar el derecho a una renta mínima,
- Cuando no damos valor al acompañamiento social que realizamos los profesionales ( y sólo a la prestación material o económica), o, incluso,
- Cuando no explicamos qué tipo de medidas son las que retiran las becas de libros o la cotización de las personas cuidadoras de dependientes.
Vamos, cuando el/la trabajador/a social se convierte en cajero automático.
2.- También sucede, al programar o innovar, que no falta quien (por ejemplo diseñar un proyecto participativo de programación del Centro, hacer intervención grupal o comunitaria), salen por "con lo mal que estamos, nos vamos a poner a hacer tonterías". Este tipo de argumento, que tiene cierta lógica, es decir: "antes de acometer una medida, hay que pensar en la necesidad real de la misma", en ocasiones es utilizado a modo de rodillo: para aplastar cualquier tipo de idea innovadora. A mí me suena a cuando en los mapas se dibujaba un dragón más allá de Finisterre: "no hay más allá". Y, después, está quienes sucumbieron hace tiempo al lado oscuro de la fuerza, y te dicen "eso es que tienes poco trabajo", je. Curiosa forma de pensar, pero, no casualmente, suele pensar así quien no es capaz de mirar más allá, sigue en una zona de confort llena de rutinas -desagradables en su mayoría, porque zona de confort >ver es el conjunto de rutinas a las que terminas acostumbrándote- desde hace tiempo.
Bueno, el debate, es el mismo que cuando indiqué que el método básico no responde ni de lejos el proceso natural >VER por el que las personas solemos planificar cualquier cosa: si no nos visualizamos como parte de la esencia de la motivación, mejor no iniciar nada: será imposible. Además, como vengo demostrando continuamente en este blog, iniciativas grupales y participativas rentabilizan el tiempo profesional, y facilitan eso de "dominar el despacho" que tanto ansiamos (e incluso nos vacunan contra el queme profesional, lo cual es peor aún).
Un consejo por mi experiencia profesional: no le des tanta importancia a Maslow, jeje: no te contentes con dominar el despacho: eso momento nunca llegará (es más: suelo tener cierta mala impresión de quien tiene todo excesivamente recogido, igual es una tontería, je). No temas a soñar, a programar hacer cosas diferentes que lo que te viene dado (atender a demanda). Puede que salga mal... pero ¿y si sale bien?
Nacho
Hoy os dejo con una triste, pero preciosa, que me lleva a ese Abril que estamos esperando para la semana que viene.
Nacho
Hoy os dejo con una triste, pero preciosa, que me lleva a ese Abril que estamos esperando para la semana que viene.
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